03 septiembre 2014

AÑO II - 14ª SEMANA LITEL PIPOL

Nos encanta hacer salidas familiares para conocer Extremadura, su belleza natural, sus miles de posibilidades rurales. El año pasado nos fuimos a las Hurdes (pinchad AQUÍ PARA VERLA), una sesión de la piscina natural de Pinofranqueado. En esta ocasión nos hemos cambiado y nos hemos ido a la Sierra de Gata, en concreto a las piscinas naturales de Acebo. Nuestra primera salida a este tipo de entornos, durante este verano. 

Pablo, como siempre, fue el primero en lanzarse al agua. Le da igual la temperatura (aquí estaba helada y eran más de las 7 de la tarde). Aunque hay que decir que, esta vez, empezó tímidamente.

Al rato, esa timidez se esfumó y comenzó el disfrute.



Álvaro llevó algo peor su baño. Eso de no ver el suelo tan claramente, de que hubiese piedras y su andar fuese inestable, cayéndose cada dos pasos... hizo que no quisiera desprenderse de la mano de papá, al que no dejó ni quitarse la camiseta.


Un punto positivo para estas piscinas lo tiene por el puente que las atraviesa. Permite a cualquier aficionado a la fotografía, hacer tomas cenitales, que no siempre son posibles.


Ademas sirvió para distraer a Álvaro y dejarlo unos segundos sólo sin papá. 



El juego que se le puede dar al puente son numerosas. Aprovechando que Pablo se subió conmigo le hice la siguiente instantánea que me encanta: líneas, punto de fuga, simetría...


Cuando parecía que el sol se estaba despidiendo, en una parte del río volvió a asomarse, así que allá que nos fuimos. 
 

Pablo tenía controlado el terreno y quería ayudar a su hermano a llegar a la pilastra del puente. Menuda paciencia tiene con él, no paró de llorar hasta que no llegó y se sintió seguro.

Y de esta serie os muestro, a continuación, la imagen elegida esta semana. La que estará en Litel Pipol. Me chiflan los colores, las luces y las sombras, la cara de mimoso llorón de Álvaro, el gesto protector de su hermano, los reflejos... Vamos que me la voy a imprimir, porque además es de extrañar en mi, que con lo que llora este niño aún no lo había retratado así.


Pablo intentó consolarlo en varias ocasiones, sin obtener resultados positivos.




Lo único que consiguió fue aburrirse de él y seguir a su rollo.



Una vez en la pilastra, la cara y la actitud de Álvaro cambió radicalmente. Allí comenzó a ser el mismo.




La visita fue corta a la par de intensa, y es que tenemos que intentar hacer las siestas más cortas, pero es que sientan tan bien dormir 2 horitas.
Esperamos que el verano se alargue nos deje hacer alguna otra escapada. El año pasado hasta mediados de septiembre estuvimos en remojo, a ver que pasa en este.




2 comentarios:

  1. Me encanta y me gusta ver lo pedazo de hermano que es Pablo. El bañador de Álvaro "tengui" en casa.
    Te han quedado unas fotos bien chulas.

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    1. Ayy Sylvia es super gratificante para una madre ver que tus hijos se quieren y se cuidan mutuamente ¿verdad?

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