24 septiembre 2014

AÑO II - 17ª SEMANA LITEL PIPOL

No podía terminar el verano sin hacer una sesión que llevaba en mi cabeza un buen tiempo. Los que me seguís, habréis visto que me encantan los atardeceres, no me canso de ellos. Creo que se les saca muchísimo partido y el resultado siempre es estupendo. 
Pero si al atardecer le mezclamos agua y mucho mucho amor de hermanos, la sesión supera con creces lo que imaginaba y hace que la elección de la foto semanal, sea más complicada que nunca. 

Cuando me propongo hacer unas fotos y más si es en un sitio nuevo, lo primero siempre es dejarles que exploren el terreno, esos momentos siempre me regalan instantáneas especiales.




Era la primera vez que visitábamos el embalse de Torrejoncillo (yo siempre he pensado que era una laguna), aunque muchas veces la habíamos visto desde la carretera. Ya iba siendo hora de desviarnos un poquito, pisar su suelo y tocar su agua. Nunca he visto a nadie bañándose allí, así que a ello no llegamos pero el agua tenía una temperatura ideal.
Lo que si recuerdo, y con mucho cariño, que este lugar era uno de los preferidos de mi abuelo para pescar. Siempre que había un coche disponible que lo acercase, se pasaba la tarde o el día entero haciendo lo que más le gustaba en la vida. Esta foto va en su recuerdo.



Después de un ratito de libertad total la sesión tenía que empezar a tomar sentido, que para algo nos habíamos desplazado hasta aquí. Lo primero de todo: Quitarse las camisetas (y Álvaro el pañal) Mi ayudante fue el que se encargó de ello y aunque aún no recibe un sueldo, sus hijos siempre están dispuestos a recompensarle.

Luego le resulta difícil desprenderse de ambos, para que yo pueda seguir disparando, menos mal que pronto encuentran consuelo.



Este verano ha estado lleno de muchas muestras de cariño y amor entre ellos, y quería que en una misma sesión se reflejase todo lo que hemos estado viviendo y no he podido capturar. Abrazos y besos a todas horas y en cualquier lugar. Y por ese motivo, he elegido esta foto para Litel Pipol. Donde en sus caras se refleja que el sentimiento mutuo es muy grande.

Creo que en algo hemos influido los papas, que no paramos de darles besos y achuchones hasta que se cansan de nosotros, sobre todo yo. Normal que luego sigan esos patrones.



 No sé si os habéis fijado, que en los niños, la línea entre el abrazo y el empujón es muy fina. Álvaro, tiene gran facilidad para cruzarla sin previo aviso.





No podíamos estar junto al agua sin interactuar apenas con ella. Eso con niños es casi imposible. Así que nada mejor que aprender a tirar piedras y conseguir que reboten. 



La visita-sesión nunca se acaba antes del atardecer, cuando el sol se coloca en el lugar idóneo, a mi se me ilumina la cara y las chispas me saltan de los ojos. Sólo hay que recolocar a los peques y dejarles que sigan jugando a lo suyo.


 Adoro los atardeceres, los colores del cielo a estas horas, sus contrastes... Mostrando su belleza el sol nos dice hasta mañana y nos despide el verano.


Tanto me gusto el sitio y el atardecer desde aquí, que a los pocos días volví con unos amigos. Estoy deseando tener tiempo para editarlas y enseñárosla. Os adelanto que es una sesión muy tierna y con barriguita.













17 septiembre 2014

AÑO II - 16º SEMANA LITEL PIPOL

Varias veces a lo largo de este verano, Pablo nos ha dicho una frase que quedará en nuestro recuerdo siempre y que me apetece dejarla aquí registrada:
 "MAMÁ, PAPÁ DESDE QUE HE VENIDO A ESTE MUNDO ME GUSTA MUCHÍSIMO Y QUIERO SABERLO TODO DE ÉL".
Y realmente está dispuesto a conseguirlo: le interesa cualquier mínimo detalle de las cosas, le encantan las historias de los pueblos, de las personas, pregunta por el significado de cada palabra que desconoce, lee cada cartel que se encuentra... Y aunque a veces pueda resultar agotador estar continuamente resolviendo sus dudas, escuchando sus hipótesis..., esta actitud suya ante la vida es fantástica, creo que será muy positivo para él preocuparse e interesarse por lo que le rodea, descubrirlo, estudiarlo e incluso disfrutarlo.

Y puesto que este exceso de curiosidad lo tiene innato, nosotros no dudamos en seguir fomentándoselo: con visitas a la biblioteca, buscándole información en internet, vídeos, fotografías, lecturas... A los papis, lo que más nos gusta es hacer visitas turísticas, e insitu, contarle historias del lugar, explicarle el porqué de lo que vé...

Las fotos que os traigo a continuación están realizadas en Galisteo, un pequeño pueblo extremeño de origen almohade que conserva al 100% su muralla. Como vais a poder ver, no sólo puede ser visitada por fuera, rodeándola completamente, si no también por encima de ella. Os podéis imaginar la de aventuras que le contamos y la de historias que él imaginó.

Agarrados de la mano de papá, Pablo y Álvaro escuchaban el inicio de la historia. Yo no podía desperdiciar ese momento, esa luz. La visualizaba como la imagen perfecta para Litel Pipol, sé que en un futuro me traerá buenos recuerdos.

No todo lo que vimos pertenecía al pasado remoto, pero nos valió para entretener a los peques y continuar con más ganas.


El estado de las casas adosadas a la muralla es buenísimo y las vistas que tienen desde allí son envidiable.

Las cigüeñas no dudan en buscar la mejor localización del atardecer y bañarse del naranja que el sol desprende a estas horas.

El camino no fue tan sencillo como puede parecer. La rana saltarina nos lo puso un poco complicado. En cuanto papá lo soltaba de sus brazos, no paraba de brincar de un lado para otro de manera incansable.



Esperando a que la ranita descargase un poco de esa energía, los papis nos hicimos unas fotitos de las que me chiflan.

 
Poco a poco fuimos avanzando, cada vez con menos luz, pero aprovechándola hasta el final.


Desde la parte Este de la muralla se puede ver la torre del homenaje de Galisteo, conocida como La Picota. No os puedo decir si se puede visitar por dentro, porque no nos dió tiempo a entrar, se nos hizo de noche. Queda pendiente para otro día.


Con los niños los descanso son obligados, a ellos no les importa que el sol se oculte y su madre no pueda hacer las fotos que le gustaría. 


Pero como a cabezota, aún no me gana ninguno. Conseguimos subir a la muralla y poder tener una imagen de ello. Quedo también pendiente recorrerla entera desde arriba.
 Desde allí realicé tambien la última toma que os enseño, un bello atardecer para despedirnos de un bello pueblo.



10 septiembre 2014

AÑO II - 15º SEMANA LITEL PIPOL

El verano me tiene completamente desordenada. Con las fotos llevo un retraso monumental y me estoy intentando contener en no hacer más fotos hasta que no edite las de atrás. Espero que septiembre me recomponga.

Hoy os muestro a mis peques el día del bautizo de mi sobrino, el 23 de agosto. Yo fui la madrina y no quería llegar tarde a la iglesia, pero tampoco quería hacerlo excesivamente pronto, como sucedió. Si me conocéis, os podéis imaginar a que dediqué todo ese tiempo: ¿Estaba claro, verdad? a hacerles una pequeña sesión mientras esperaban, se besaban, jugaban y se ensuciaban (gajes del oficio).

Que gratificante es verlos así de unidos.

 Me quedo aún más enamorada al verlos tan tranquilos, atentos y concentrados. Y por lo difícil que es verlos en esta situación, la elijo como la foto Litel pipol de la semana.

Si se sonríen me derrito


Y si se besan me deshago


Me encanta verlos jugar juntos, que Pablo le enseñe y Álvaro le imite, que compartan y se rían de lo mismo. En estas fotos juegan con la colección de invizimal de Pablo, su juego favorito.


Y en esta, el que manda es Álvaro. Jugar al toro es lo que más le gusta.


Y no quiero terminar el post sin enseñaros esta foto. No es porque sea mi hijo, que lo es, pero que guapo es el tío. donde Álvaro está guapísimo y tiene una pose de auténtico modelo.




Muchas gracias por pasar por mi rinconcito y dedicar tu tiempo en leer mis palabras y ver mis fotos.







03 septiembre 2014

AÑO II - 14ª SEMANA LITEL PIPOL

Nos encanta hacer salidas familiares para conocer Extremadura, su belleza natural, sus miles de posibilidades rurales. El año pasado nos fuimos a las Hurdes (pinchad AQUÍ PARA VERLA), una sesión de la piscina natural de Pinofranqueado. En esta ocasión nos hemos cambiado y nos hemos ido a la Sierra de Gata, en concreto a las piscinas naturales de Acebo. Nuestra primera salida a este tipo de entornos, durante este verano. 

Pablo, como siempre, fue el primero en lanzarse al agua. Le da igual la temperatura (aquí estaba helada y eran más de las 7 de la tarde). Aunque hay que decir que, esta vez, empezó tímidamente.

Al rato, esa timidez se esfumó y comenzó el disfrute.



Álvaro llevó algo peor su baño. Eso de no ver el suelo tan claramente, de que hubiese piedras y su andar fuese inestable, cayéndose cada dos pasos... hizo que no quisiera desprenderse de la mano de papá, al que no dejó ni quitarse la camiseta.


Un punto positivo para estas piscinas lo tiene por el puente que las atraviesa. Permite a cualquier aficionado a la fotografía, hacer tomas cenitales, que no siempre son posibles.


Ademas sirvió para distraer a Álvaro y dejarlo unos segundos sólo sin papá. 



El juego que se le puede dar al puente son numerosas. Aprovechando que Pablo se subió conmigo le hice la siguiente instantánea que me encanta: líneas, punto de fuga, simetría...


Cuando parecía que el sol se estaba despidiendo, en una parte del río volvió a asomarse, así que allá que nos fuimos. 
 

Pablo tenía controlado el terreno y quería ayudar a su hermano a llegar a la pilastra del puente. Menuda paciencia tiene con él, no paró de llorar hasta que no llegó y se sintió seguro.

Y de esta serie os muestro, a continuación, la imagen elegida esta semana. La que estará en Litel Pipol. Me chiflan los colores, las luces y las sombras, la cara de mimoso llorón de Álvaro, el gesto protector de su hermano, los reflejos... Vamos que me la voy a imprimir, porque además es de extrañar en mi, que con lo que llora este niño aún no lo había retratado así.


Pablo intentó consolarlo en varias ocasiones, sin obtener resultados positivos.




Lo único que consiguió fue aburrirse de él y seguir a su rollo.



Una vez en la pilastra, la cara y la actitud de Álvaro cambió radicalmente. Allí comenzó a ser el mismo.




La visita fue corta a la par de intensa, y es que tenemos que intentar hacer las siestas más cortas, pero es que sientan tan bien dormir 2 horitas.
Esperamos que el verano se alargue nos deje hacer alguna otra escapada. El año pasado hasta mediados de septiembre estuvimos en remojo, a ver que pasa en este.