17 septiembre 2014

AÑO II - 16º SEMANA LITEL PIPOL

Varias veces a lo largo de este verano, Pablo nos ha dicho una frase que quedará en nuestro recuerdo siempre y que me apetece dejarla aquí registrada:
 "MAMÁ, PAPÁ DESDE QUE HE VENIDO A ESTE MUNDO ME GUSTA MUCHÍSIMO Y QUIERO SABERLO TODO DE ÉL".
Y realmente está dispuesto a conseguirlo: le interesa cualquier mínimo detalle de las cosas, le encantan las historias de los pueblos, de las personas, pregunta por el significado de cada palabra que desconoce, lee cada cartel que se encuentra... Y aunque a veces pueda resultar agotador estar continuamente resolviendo sus dudas, escuchando sus hipótesis..., esta actitud suya ante la vida es fantástica, creo que será muy positivo para él preocuparse e interesarse por lo que le rodea, descubrirlo, estudiarlo e incluso disfrutarlo.

Y puesto que este exceso de curiosidad lo tiene innato, nosotros no dudamos en seguir fomentándoselo: con visitas a la biblioteca, buscándole información en internet, vídeos, fotografías, lecturas... A los papis, lo que más nos gusta es hacer visitas turísticas, e insitu, contarle historias del lugar, explicarle el porqué de lo que vé...

Las fotos que os traigo a continuación están realizadas en Galisteo, un pequeño pueblo extremeño de origen almohade que conserva al 100% su muralla. Como vais a poder ver, no sólo puede ser visitada por fuera, rodeándola completamente, si no también por encima de ella. Os podéis imaginar la de aventuras que le contamos y la de historias que él imaginó.

Agarrados de la mano de papá, Pablo y Álvaro escuchaban el inicio de la historia. Yo no podía desperdiciar ese momento, esa luz. La visualizaba como la imagen perfecta para Litel Pipol, sé que en un futuro me traerá buenos recuerdos.

No todo lo que vimos pertenecía al pasado remoto, pero nos valió para entretener a los peques y continuar con más ganas.


El estado de las casas adosadas a la muralla es buenísimo y las vistas que tienen desde allí son envidiable.

Las cigüeñas no dudan en buscar la mejor localización del atardecer y bañarse del naranja que el sol desprende a estas horas.

El camino no fue tan sencillo como puede parecer. La rana saltarina nos lo puso un poco complicado. En cuanto papá lo soltaba de sus brazos, no paraba de brincar de un lado para otro de manera incansable.



Esperando a que la ranita descargase un poco de esa energía, los papis nos hicimos unas fotitos de las que me chiflan.

 
Poco a poco fuimos avanzando, cada vez con menos luz, pero aprovechándola hasta el final.


Desde la parte Este de la muralla se puede ver la torre del homenaje de Galisteo, conocida como La Picota. No os puedo decir si se puede visitar por dentro, porque no nos dió tiempo a entrar, se nos hizo de noche. Queda pendiente para otro día.


Con los niños los descanso son obligados, a ellos no les importa que el sol se oculte y su madre no pueda hacer las fotos que le gustaría. 


Pero como a cabezota, aún no me gana ninguno. Conseguimos subir a la muralla y poder tener una imagen de ello. Quedo también pendiente recorrerla entera desde arriba.
 Desde allí realicé tambien la última toma que os enseño, un bello atardecer para despedirnos de un bello pueblo.



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