12 noviembre 2014

AÑO II - 24º SEMANA LITEL PIPOL

Jugar con la arena, llenarse hasta los calzoncillos de ella, construir castillos, hacer pozos... es uno de los juegos favoritos de mis chicos en la finca del yayo. No es la primera vez que os muestro fotos en este lugar, con lo que se corrobora lo que estoy diciendo, pero es que sé  en los recuerdos de su infancia, este montón de arena será importante. Quizás ellos no se lleguen a acordar, pero para eso está su madre todo el día con la cámara en mano. 

La sesión corresponde al fin de semana. Después de que se hartarsen a jugar con la bicicleta, la moto, el balón, después de pintar,  de correr, de saltar... eligieron continuar con la arena. Rodeados de palas, cubos, carretones, perros... dieron rienda suelta a su mente y crearon un mundo fantástico con poquitos ingredientes.

 



Quise mantenerme alejada y pasar lo más desapercibida posible, dejándoles que jugasen libremente.
Pero el escondite no fue tan bueno como yo pensaba. De vez en cuando me cazaban. Aunque me permitió poder captar imágenes llenas de una bonita luz del atardecer, instantes naturales, gestos muy suyos...


La siguiente fotografía es la elegida para Litel Pipol esta semana. En ella se aprecia la luz de la que os hablaba, los gestos y la mirada que no quiero olvidar nunca, además de un desenfoque que me encanta.

 Justo cuando el sol estaba a punto de ocultarse en el horizonte, salí de mi super escondite (o dicho de otra forma, detrás de un árbol) y comencé a disparar primeros planos. Buscando los detalles de sus caras, la sonrisa que alimenta mi corazón, la tremenda suciedad tras el juego, el brillo de sus ojos, su felicidad, su pensamiento...






Después de algunas fotos con los morretes sucios, mi guapetón se merecía que su madre le limpiase y saliese más decente.





¿Qué os ha parecido? ¿Vosotros tambien buscais escondite desde donde poder observar a vuestros hijos, sobrinos, nietos...? Si no lo habéis hecho os lo aconsejo, las risas están aseguradas.

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