Hacía un par semanas que tenía planificando lo que iba a hacer este domingo. Sabiendo que el papi tenía que apretar en la recta final, para los exámenes, decidí irme con este "par de dos" al Rincón del Obispo (pedanía de Coria situado a tan sólo 5 kilómetros). Allí festejaban, desde el viernes, el primer festival de las flores, decorando todo el pueblo de flores elaboradas por sus habitantes.
La idea me parecía fantástica, un litel pipol floral. En mi cabeza lo imaginé muy bonito. Pero la realidad no fue tan bonita. Estos dos diablillos, sobre todo el chico, estaban con un chute de energía inyectado en vena y eran incontrolables. Para remate nos encontramos, por sorpresa, con que celebraban un festival de coros y danzas, así que la plaza del pueblo estaba abarrotada.
Una vez allí, aparqué junto a un parque, los peques se volvieron locos y no pude moverlos en un buen rato.
Serán pocas las fotos en las que veaís a Álvaro, como os he dicho, el subidón que tenía encima no le dejaba parar ni un segundo, así que me fui a por lo más fácil, a por PABLO:
Si mirais en las gafas podréis ver un trocito de su hermano. Tuve suerte de que justo en ese momento se acercó.
Cuando se empezaron a aburrir, pude tirar de ellos y avanzar un poco y aquí están las pocas fotos que tengo con las flores. A partir de ahí el estrés me dominó.
Como podéis ver en sus gafas, la foto de Pablo es un autorretrato, su primer autorretrato. Cuando iba a disparar, se acercó y disparó. La verdad es que no ha quedado nada mal jajajaja.
Tras un ratito en la carpa, viendo el festival de coros y danzas, los peques salieron disparados al parque cercano a ella. Un parque bastante peligroso, por cierto, como veis eran de hierro, todos. El balancín tenía los bordes cortantes y oxidados y Álvaro quería subirse a cada uno de ellos.
Pablo disfrutó de lo lindo probando todo aquello que no había probado antes, pero hubo uno que se le resistió, el que os muestro en la foto. Era como una torre alta a la que te subía y descendías por el tubo central deslizándote. Él tenía miedo y no se atrevía a intentarlo. En cuanto le ví imaginé la imagen y no dudé en captarla.
Pero tras un rato, y después de ver como lo hacían otros niños, subió y se deslizó. Y yo pude coger la imagen protagonista de la semana, la imagen LITEL PIPOL.
Después de este momento y de haberme echado algunas carreras detrás del pequeñajo, para que no se metiera nada en la boca, para que no se subiera a ningun sitio, para que no le diesen con el balancín... Decidí irme de allí, había que cambiar de aires y conseguir un poco de paz. Pero ellos no tenían ninguna gana de partir. Al meterlos en el coche se fueron directos a los asientos delanteros, a ambos les encanta coger el volante, poner la radio, meter un cd... Y simplemente les dejé, estando ahí se acabaron las carreras. Por supuesto, hubo momentos foto:
En el momento que el papi nos avisó que le quedaba poco para terminar de estudiar, nos fuimos a Coria a buscarlo y a seguir disfrutando de lo que quedaba de domingo.
A continuación os recuerdo el blog por el que empezó este, donde además de la foto que yo he elegido esta semana, encontrareis otras 27 más de distintos fotógrafos.